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27 de mayo de 2013

Curiosity y el sentido de la vida.


Introduciré esta entrada hablando de Peter Molineux, para el que no tenga el placer de conocer o haber oído hablar de este símpático señor.

Peter Molineux es el creador de algunos videojuegos tan populares como Populous (valga la graciosa redundacia), Theme Park, Black & White y la saga de Fable.
Su fama se divide en tres fases, una en la que crea grandes juegos y es venerado por ello, otra en la que promete crear grandes juegos y es venerado por ello y por último, cuando no cumple sus promesas y es vilipendiado por ello.


Bien, tras esta resumida y subjetiva presentación, imagina por un momento que eres Peter Molineux y una mañana te levantas sabiendo que algo va mal...

Sales de la cama y lo primero que haces es revisar el correo, Twitter y demás redes; Lo que un gurú de los videojuegos haría, vaya.
En tu rutinaria revisión de menciones en Twitter observas que hay mucho humor hacia tu persona, te has convertido en un objeto de mofa para gran parte de la red.
Sí, has hecho grandes cosas y nadie las olvida, pero tu grandeza pasada te ha llevado a perder el control de tus ideas, ideas de genio que no has podido materializar.

Prometiste crear un mundo cambiante de forma continua, al final solo pudiste hacer Fable 3
Prometiste una IA casi humana que quedó en el cajón de tu viejo despacho con una etiqueta: "Project Milo".


Esas viejas promesas te persiguen allá donde vas, tienes uno de los nombres más conocidos del sector, pero has perdido tu reputación.
A partir de ahí. vas dando tumbos, decides dejar tu trabajo y abrir tu propio estudio.

Poco a poco, tu demonio interior va cobrando forma: "No puedo ser Dios"

Enfocas ese pensamiento como una redención, una disculpa para lo que no has podido cumplir, pero lo estás haciendo mal y pronto lo descubres. ¿Qué haría un dios si no puede serlo?

Decides crear un experimento jugable, un gran cubo formado por billones de cubos más pequeños que pueden ser destruidos. En su interior escondes algo "que cambiará la vida al quien lo descubra".


Sabes lo que acabas de afirmar, lo has vuelto a hacer. Tus aires de grandeza te llevan a ser nuevamente un objeto de desconfianza. Sin embargo, esta vez sí lo has hecho bien. Lo sabes.

Tu experimento funciona y, día a día, miles y miles de personas se dedican a erosionar el cubo, sabiendo que una sola persona disfrutará lo que hay dentro.

Durante ese proceso, lo que has escondido todavía es una incógnita, pero has creado una búsqueda, has metido el dedo en la curiosidad de las personas. Personas que sin saberlo, te están dando otra oportunidad, con más o menos fe ya que, al fin y al cabo, eres un dios que ha perdido su poder.

Pasan los meses y, finalmente, tu cubo es destruido. Al fin, una sola persona ha llegado a su interior. Tu secreto sale a la luz.


¿Qué haría un dios si no puede serlo? Crear otro.

Felicidades, eres Peter Molineux.

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